Una pasión de los niños que entrados en la adolescencia desaparece paulatinamente es esa afición imperiosa por revolcarse en el piso. De eso que muchos padres pueden quejarse ya que su ropa se arruina o que tienden a ensuciarse es en realidad la dosis necesaria tanto de pequeños humanos como de grandes para mantenernos alegres y tomar una dosis de serenidad, con la diferencia que sólo debemos acostarnos en el suelo.
Acostarse sobre el piso puede resultar una terapia más que efectiva. El cambiar de espacios donde descansamos, aunque este parezca no muy llamativo y poco confortable, puede colaborar en nuestra resolución de problemas, despejando nuestra mente. Especialistas de la salud han teorizado sobre esta experiencia desestresante.
Cambiar de espacios para cambiar de perspectiva: recostarse en el piso puede ser la solución
“Cuando te acostás boca arriba, tu postura es abierta y relajada, lo que puede tener un efecto calmante”, afirmó Ellen Hendriksen, psicóloga clínica de Boston y acotó: “Tu cuerpo y tu estado de ánimo quieren alinearse. Por eso es difícil sentirse esperanzado y optimista si estás desplomado en la silla, con la cabeza colgando hacia abajo”, expresó la especialista destacando la importancia de la búsqueda de una buena postura.
Alan Fogel, profesor emérito de psicología de la Universidad de Utah y autor de "Restorative Embodiment and Resilience", dio cuenta de la necesidad de cambiar de espacios para no caer en las mismas resoluciones. “Lo que suele ocurrir, sobre todo en lugares familiares como nuestra cama, es que nuestra mente sigue trabajando. Pensamos en lo que ha pasado durante el día. Pensamos en lo que podríamos haber hecho o deberíamos haber hecho", aclaró el profesional.
“Simplemente existir”, la manera de aprovechar los beneficios de una pequeña siesta en el piso
“Sin embargo, al acostarte sobre una superficie más dura, como el suelo, podés estar más atento a lo que siente tu cuerpo y menos concentrado en tus pensamientos”, detalló Fogel, haciendo referencia a la necesidad del organismo de salir de la zona de confort. Para lograr la serenidad, el especialista recomienda “dejar reposar todo el cuerpo en el suelo y ablandar los músculos”. Debemos concentrarnos en “simplemente existir”, destaca Fogel.
Algunos ejemplos, en otras culturas, son la postura de yoga "savasana", que aunque algunos no le encuentren sentido a esta posición, esta ayuda a las personas a relajar lentamente cada parte del cuerpo acostadas boca arriba. “Concentrate en tu respiración, realmente prestá atención a tu interior”, sugirió Rachel Goldman, psicóloga y profesora clínica adjunta de psiquiatría en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.